APRENDER A ESPERAR EN UN MUNDO DESESPERADO

P. Luis Alberto De León Alcántara Email: albertodeleon_011@hotmail.com

Estamos en adviento: tiempo de espera y de esperanza. Nos encontramos en la ocasión perfecta para renovar nuestra confianza en aquel que se aproxima: el nacimiento del Hijo de Dios, que para poder visitarnos, primero hay que prepararle la habitación, la sala y el entorno de la casa. Es un Dios que anuncia, que llega, que nos avisa antes de aparecerse, que nos da pautas de cómo debe prepararse todo: con un corazón sencillo y humilde, para acogerlo con dignidad y con bondad.                          

Sin embargo, mientras el cristiano todo los años, no de forma repetida, sino con su sentido espiritual y trascendental, cree y celebra la espera gozosa del nacimiento del niño Dios, hay una gran cantidad personas que viven sin esperar nada, que solo están a expensas del día a día, sin un norte definido, no tienen ningún horizonte ni mucho menos una brújula que guie sus pasos. Pues, lamentable, hay individuos que perdieron todo, incluso hasta el sentido de su vida. Esta es la razón por la que no se sabe hacia dónde van, ni cuál es su meta. Están únicamente como las veletas de los barcos que se mueven hacia donde sopla el viento.

Entonces, por un lado, están los que esperan, aquellos que tienen horizontes, sendas para dónde dirigir sus pasos, y por el otro, nos encontramos con esos que perdieron las ganas de vivir, los que solo sobreviven, esos que habitan en un mundo sin color, sabor ni mucho menos olor por las maravillas que el Todopoderoso ha creado. Los primeros tienen la confianza que Dios dirige la historia, tienen su mirada en lo eterno, mientras que los segundos han limitado lo que son a las circunstancias que fueron aparecieron en la carretera.

Por eso, hay que aprender a vivir con esperanza. Ser capaz de ver más allá de la confusión y la amargura en este mundo. Porque si nos dejamos llevar de lo que dicen los periódicos, la radio, la televisión y todos los medios digitales, entonces podemos caer en la tentación de creer que esto es un salto al vacío, y de que no hay nada que esperar, cuando sabemos que siempre se puede encontrar una luz al final del camino.

En definitiva, hay que seguir apostando al optimismo, al adviento, como preparación de la Navidad. Debemos hacer la diferencia con esos que ya tiraron la toalla, que le entregaron este mundo al mal, y que ya no son capaces de hacerle frente a nada, y apostar a esos que todavía siguen creyendo en el ser humano que Dios creó a su imagen y semejanza. En concreto, hay que continuar esperando, porque el corazón que late en nuestro interior, a pesar de todas las situaciones que vivimos, sigue su curso, y mientras nos quede un aliento de vida, siempre será oportuno y sublime, abrir las puertas de la casa para dar la bienvenida al que viene, nos trae su paz y su amor divino: Jesucristo.

FAMILIA: QUE NADIE ROBE TU IDENTIDAD

PRIORIZANDO NUESTRA FAMILIA

PROTEGE LOS VALORES DE LA FAMILIA

LA SUPERFICIALIDAD, ¿NOS HA CONVENCIDO?

Lecturas      Homilías     Moniciones

Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página  ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico? Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.

Dios se hace niño

«Una invitación a la conversión pastoral de la Iglesia»

Explicación del Escudo de mons. Rafael Rodríguez: Arzobispo de Santiago

Las Criadas del Parto

Mensaje del papa: XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2023

Volver al Inicio

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio