P. Luis Alberto De León Alcántara Email: albertodeleon_011@hotmail.com
Ha comenzado nueva vez el año, como lo hacen las horas diarias, de la misma manera que suelen hacerlo, al iniciar cada día, los que trabajan, estudian o tienen alguna responsabilidad. Y como siempre, en este nuevo comienzo tenemos planes, proyectos, metas, deseos. En fin, todo inicio supone reinventarse, sacudirse y darse la oportunidad de hacer algo diferente para que la vida no continúe igual, sino que se le agregue algún ingrediente que eleve nuestra cercanía con la felicidad y con la satisfacción personal.
Pero, hay que considerar de entrada, que no se trata de anotar muchas o pocas cosas para transformar nuestra vida, o incluir aquello que entendemos que le hace falta. Pues, no. Siempre es recomendable mirar las prioridades, aquellas realidades que son urgentes, que por haberlas descuidado el año anterior, aparecieron errores, perdimos oportunidades y no logramos llegar donde pretendíamos. Esto debe ser así y no de otro modo, porque en ocasiones, escribimos miles de cosas en un cuaderno y al final, no hacemos nada, porque actuamos por emoción, no por convicción de lo que realmente es lo esencial para avanzar en nuestra madurez humana.
Por eso, siempre deben existir propósitos en nuestra vida, pero estos deben ser reales, concretos, prácticos. No deben plantearse simplemente para llenar las agendas, cumplir rituales o porque la mayoría lo hacen. Por eso, es aconsejable, dar los primeros pasos con iniciativas sencillas: levantarse más temprano, cambiar hábitos, dejar a un lado por más tiempo el celular, dedicarse tiempo para reflexionar, acercarse a Dios, hacer un pequeño inventario de vida, entre otras cosas más, que cada uno las va enumerando según la edad, la etapa de la vida en que se encuentra y deteniéndose en esas situaciones que en el justo momento de mirarse en su interior le generan atención y emergencia.
Hay que tomar en consideración, que lo importante es lanzarse, darse cuenta que nadie gana nada sin arriesgarse, que se pierde más quedándose con los brazos cruzados, que saliendo en búsqueda de algo mejor, aunque no se tenga la seguridad de poder alcanzarlo. Por tanto, el ser humano que no lucha por lo que quiere, jamás tendrá lo que merece. Se quedará añorando, deseando, y estará justamente en eso: soñando, pero sin ánimo de despertar, porque se la ha olvidado lo que dice el refrán popular: “Quien tiene sed, busca el agua”. Y podemos decir que nunca sucede ni puede suceder al revés.
Comenzar y priorizar, eso debemos hacer, aunque no se tenga deseo, a pesar que se ha perdido un poco la esperanza y la fe en uno mismo. Lo tenemos que hacer, porque no nacimos para el fracaso. Dios no creó personas derrotadas, confundidas y tristes. Claro está, en muchas ocasiones podemos dejar que los sentimientos del pesimismo se arrojen en nuestro corazón, pero eso no significa que deben permanecer ahí por mucho tiempo. En otras palabras, da tu primera pisada y comienza, que Dios se encargará de lo demás…
Otros temas del P. Luis Alberto
NAVIDAD: MÁS QUE LUCES Y FIESTAS
ADVIENTO: RECUPERANDO EL SENTIDO DE LA ESPERANZA
APRENDER A ESPERAR EN UN MUNDO DESESPERADO
Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico? Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.