LA CONVERSACIÓN PASTORAL
P. Moises Corcino Valenzuela
Una de las líneas pastorales del Plan Nacional de Pastoral para el 2024 es la “Conversación Pastoral”. La primera vez que escuchamos la expresión “conversación pastoral”, automáticamente pensamos en “conversión pastoral”. Pero no, no es conversión, sino conversación.
La conversación es un dialogo que se da de manera espontánea, sin ninguna finalidad, natural, de manera sincera, directa e ingenua. Sin ningún otro propósito que pasar el tiempo, estar juntos, convivir, ser con el otro, escucharse. Compartir las alegrías y las penas del otro. La conversación surge de manera espontánea y se concluye de manera espontánea.
Conversar está relacionado con convertir, con la acción de dar vuelta a algo, de hacerlo girar, de hacer cambiar de opinión con buenas razones. Tiene que ver con el caminar juntos, dando vueltas y dándole vueltas a las cosas.
La conversación se diferencia del dialogo formal. Porque el diálogo tiene un propósito, tiene un tema específico, se procura sacar conclusiones y llegar a acuerdos. En la conversación no se busca llegar a acuerdos, porque esta se limita a un escucharse.
La conversación no es comunicación. La comunicación es directa (emisor, mensaje y receptor). El dialogo y la conversación necesitan interlocutores, donde el mensaje camina en doble vía. Pero en la comunicación solo usa una vía o canal para trasmitir el mensaje. El que se comunica no espera respuesta del receptor, sino que cumpla o se entere de lo comunicado. En el Antiguo Testamento Dios se comunica con su pueblo, pero en el Nuevo Testamento Dios dialoga y conversa con el pueblo. La Encarnación del Verbo no es una comunicación, sino una conversación.
Al analizar varios textos Bíblicos vemos que tiene una importancia relevante la comunicación pastoral fundamentada en la Palabra de Dios. Y que sirven como eje de reflexión para la Iglesia Dominicana y la Iglesia Universal en estos momentos de incertidumbres donde debemos pasar de una Iglesia que se comunican a una Iglesia que conversa con su pueblo.
En varias ocasiones los discípulos conversaban por el camino sobre cuestiones relevantes de su fe y comunidad:
Conversaban sobre el poder: ¿Quién es el más importante? (Lc. 22,24)
Conversaban sobre la pasión (Mc 9,9)
Ante esto Jesús siempre se interesó por lo que estos dialogaban. Jesús forma parte del diálogo de los discípulos. Y les pregunta ¿De qué conversan por el camino?
Algunas conversaciones de Jesús
Converso con Nicodemo (Jn. 3 1-17)
Converso con los discípulos en el camino de Emaús (Lc. 24, 13.35)
Conversa con el Padre (Lc. 11, 2-4)
Conversa con Moises y Elías (Mt 17, 1-2)
Converso con los ladrones (Mt. 27,46)
Converso con los discípulos después de la resurrección
Converso con Pablo (Hc.9)
Converso con los fariseos (Mt. 15)
Diálogo con la Madre y el discípulo amado (Jn. 19,16)
Dialogo con Pedro (Jn. 21,15-25)
Dialogo con Pedro y Juan en el lago (Jn. 21,15-25)
Cuando la conversación no es fructífero hay que cerrarla y darla por termina
Apartarte de mí Satanás (Mt. 4)
No respondió preguntas a Pilatos (Jn. 18, 8-11)
No respondió preguntas a Herodes (Lc. 23, 7-12)
¿Qué es la conversación pastoral?
La Iglesia tradicional se comunica y se comunica efectivamente. La Iglesia informa, avisa, trasmite mensaje. Creando de este modo una jerarquía en la comunicación. Se habla desde lo alto y se anuncia un mensaje. Se crean normas, se fijan líneas pastorales y se diseñan planes para que el pueblo ejecute.
Una Iglesia más actualizada dialoga. Pero el diablo tiene las limitantes que alguien elige el tema sobre el que se desea dialogar y en el diálogo se hacen acuerdos que benefician las partes. El dialogo puede ser una dialogo que se dialoga sobre lo que uno quiere dialogar y sobre lo que no se quiere dialogar no se dialoga. De este modo el diálogo no deja de ser dirigido.
Debemos ir hacia una Iglesia que converse. Conversar es escuchar lo que la gente quiere, siente, lo que alegra la gente, lo que los entristece.
La conversación pastoral se refiere a una Iglesia que vaya a escuchar la gente sencilla. Una Iglesia que converse con todos los sectores. Dios vio la aflicción del pueblo y bajó a liberarlo (Ex.3). No se quedó en las alturas, sino que bajó al pueblo. Dios se hizo exiliado en Babilonia y volvió con pueblo a Israel en la liberación de Ciro.
La Iglesia dominicana tiene el desafío pastoral de pasar de la comunicación a la conversación. Los obispos no pueden tener miedo de conversar son sus sacerdotes y viceversa. Los sacerdotes no pueden tener miedo de conversar con sus fieles.
Conversar implica un verse por dentro, con humildad y siendo franco, sin agenda, sin imposiciones. Conversar es la acción más sincera de un pastor. La gente admira sus pastores cuando son conversadores. Cuando el pastor sale de la introvertida timidez y del miedo escénico y se ve en el cara a cara con los sencillos del pueblo.
En Cabral de Barahona una vez fue un político a dar el primer picazo de la construcción de un play; y observó que la gente estaba triste y molesta. Terminados todos los actos protocolares, se acercó a una viejita y le preguntó que por qué no estaban felices si se estaba haciendo una obra de trascendencia para toda esa comunidad. Y la doñita le dijo que el problema de ellos es que tenían seis meses sin agua, que no había acueducto. Generalmente el líder quiere una cosa, pero el pueblo desea otra.
Hace falta conversación pastoral, hace falta una Iglesia que se baje de los estribos. Urge una Iglesia donde las puertas de los templos se abran hacia afuera.
La conversación pastoral es un signo de esperanza para la Iglesia. Pablo en el primer momento de crisis profunda de la Iglesia dijo: “vamos a Jerusalén y conversemos con Pedro”. (Hc. 15).
La comunicación y el diálogo entran en el campo de lo racional, en cambio la conversación entra en el campo de las emociones. No fijarse tanto en las cosas como son, sino como las sentimos, como las vivimos, como nos benefician o afectan. La conversación sincera nos lleva a la empatía de sentir los mismos sentimientos y emociones. (Fil 2,5).
Vamos a conversar sobre la pastoral en la Iglesia, en las diócesis, en las parroquias, en los sectores. Simón, tengo que conversar contigo. (Lc. 7,40).
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