P. Luis Alberto De León Alcántara Email: albertodeleon_011@hotmail.com
La humanidad se está mudando por completo al mundo virtual. Ya no vivimos en la tierra, ahora habitamos en las redes sociales, tanto es así, que al mundo real solo regresamos para buscar aquello que es útil en nuestra comodidad virtual. Y aunque en un principio el internet solo era un interés de los adolescentes, ahora es una moda de todos, incluso hasta personas de la tercera edad quieren entrar a la red tecnología, para estar a la onda.
Lo dicho anteriormente no es un cuento, es el pan de cada día. Al parecer hubo un aburrimiento, un desencanto de la realidad, y nos pareció interesante vivir en la imaginación, conectados en las redes, porque como lo importante es sentirse bien, a pesar que no se sepa realmente qué es estar “bien”, todo vale, todo se permite, y los medios tecnológicos dan la sensación de esa satisfacción, aunque sea mental.
Por eso, la gente se trasladó de lugar, al pasar de la tierra a lo virtual, cambió todo. Ahora, las ideas, los pensamientos, las aspiraciones humanas, las metas, planes y proyectos, quedan a un segundo plano, porque quiera ser o no, la virtualidad provoca pasividad y comodidad, ya que la mayoría del tiempo está basado en entretenimiento, chistes y curiosidades. En fin, algunas personas perdieron la ilusión de vivir en la realidad concreta, y comenzaron a convertirse en conformistas, trabajadores para descansar. Es decir, poco a poco la mente se fue acomodando al placer momentáneo de las fotos, los videos, la farándula y toda clase de diversión que implicaba un ocio a la medida, un estar extasiado sin ninguna preocupación.
Pero al mandarnos al internet, fuimos desapareciendo, cambiando la esencia por la apariencia. De aquí que inconscientemente quedamos anestesiados por el asombro de lo tecnológico. A lo mejor, esto sucedió, porque como el ser humano aspira siempre a estar sin ninguna preocupación humana, dejándose llevar por la corriente mayorista del mundo, encontrando la excusa perfecta para vivir sin “miedo”, se aferró a lo virtual como su vida “espiritual”.
Fue entonces, que producto de todo esto, el ser humano abandonaba sus valores, virtudes, principios éticos y morales, por vivir “libre”, y se aferró a su ídolo digital, donde todo es posible, si lo imaginas: fantasías sexuales, programas favoritos al momento, series, películas, noticias, informaciones, entre otras cosas, diseñadas para mantener activo en la inactividad a los individuos que llegan cansados a su hogar, después de un día agotador.
Pero, seamos realistas, las redes solo son para ganar dinero, distraer al ser humano de sus objetivos y sus propósitos. Como hoy por hoy, hay muchos afanes, trabajos y obligaciones, las personas se han convertido en presa fácil del espacio que ofrece el internet. Es decir, la tecnología es la aspiración humana para lograr caprichos, deseos y pensamientos más ocultos de las personas. En resumidas palabras, hay dos alternativas: realidad o virtualidad. Podemos seguir viviendo en las redes y con los pies en la tierra con nuestra realidad, ¿qué decides?
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