P. Luis Alberto De León AlcántaraEmail: albertodeleon_011@hotmail.com

Es difícil en estos tiempos en los que vivimos no saber qué es el estrés. Hay muchas formas de definirlo, pero encontré una vez una repuesta que me pareció genial y fácil de asumirla. El estrés es el exceso del presente. Es decir, que querer tener todo resuelto, y cuando el cerebro observa que queremos resolverlo todo a la mayor brevedad posible, entonces aparece el caos en nuestra mente, dando como resultado un agobio, una frustración personal y un desespero que causa dolor de cabeza, pérdida de ánimo y agotamiento físico.
Todos hemos tenido estrés en esta vida. Se puede decir que existe un estrés normal, que lo podemos definir como aquel que sentimos cuando tenemos necesidades de cumplir ciertas metas y situaciones que nos salen al frente. Tales como: pagar la casa, terminar la carrera, tener una familia, comprar un carro o un apartamento. En fin, todo lo que observamos en nuestro diario vivir y forma parte de nuestro proceso de ir dándole respuesta a lo que buscamos y anhelamos. Pero, cuando las preocupaciones se vuelven agobio excesivo, llevando al ser humano a una confusión existencial elevada, y provocan en él pensamientos de derrota y sentimientos de desesperación, entonces el estrés ha cruzado la línea de lo normal.
Por eso hoy se habla mucho de priorizar; reconocer la diferencia de lo importante y lo urgente. Cuando no logramos hacer un balance entre estas dimensiones humanas, entonces el estrés se vuelve un distres, es decir, un estrés negativo y puede provocar algunas veces el pensamiento del suicidio, el deseo de quitarse de este mundo, no solo por sentirse incapaz de resolver los dilemas humanos, sino por pensar que los demás tienen su vida resuelta y que los únicos que tenemos esa situación somos nosotros.
Ahora bien, si vamos al internet, a la inteligencia artificial, encontraremos muchas opciones para salir del estrés, sin embargo, como solución realista y directa, hoy se habla mucho del eustrés, que no es más que tomar todas las situaciones que nos abruman como una oportunidad para utilizarla a favor, nunca en otra. En otras palabras, es saber que lo mismo que nos agobia puede convertirte en una ocasión perfecta para sacarle provecho a nuestros talentos y capacidades. De modo que, cuando utilizamos lo que nos atrasa como herramienta para impulsar y sacar los mejor de nosotros, ponemos en práctica la expresión: “hay que buscarle el lado dulce a las situaciones humanas”.
En definitiva, para el estrés apliquemos eustrés. Pasemos de la preocupación a la ocupación, coloquemos cada cosa en su sitio y seamos capaces de hacer una parada existencial para hacernos las siguientes preguntas: ¿estas preocupaciones me quitan o me suman?, ¿vale la pena estresarse tanto?, ¿de dónde nace mi estrés? Luego de responder estas preguntas miremos de manera detenida un reloj por un minuto y de seguro nos daremos cuenta, que el mundo continúa su curso a pesar de que estemos fijos en las manecillas, y esta simple observación hará que nos demos cuenta que todo tiene su tiempo y que el estrés es una etapa, no una vida.
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