Por Leonor María Asilis Elmudesi
El domingo 26 de mayo se
celebra desde nuestra bella Quisqueya y en muchas otras naciones el día de las madres.
Gracias a la que papá Dios me regaló, y que goza hoy de estar a su lado, pude conocer y amar a nuestra madre celestial, su madre, la de Jesús y por su voluntad, madre nuestra. A Ella dedico estas líneas.
Sin embargo, antes de hacerlo y a modo de agradecimiento eterno al creador, el haberme regalado a mi mamá, Leonor Emilia Altagracia Elmúdesi de Asilis quien fue y será por siempre mientras vida tenga, un faro de luz que supo guiarme hacia El.
Mujer de fe, de oración, de abnegación sin tregua en la crianza junto a papi de sus hijos, supo regalarnos cultivando la semilla de la fe desde niños. Gracias a ese don fructificado, hoy la recuerdo con gratitud y con alegría porque se que llegó a la meta que hoy los peregrinos de este mundo y no residentes, vamos andando tras de ella.
Gracias a ella, amé y amo cada vez más a María, madre y abogada nuestra, a la que los cursillistas siempre la invitamos a caminar a nuestro lado, cantándole: «Ven con nosotros a caminar, Santa María ven». Tal como reza la primera estrofa de esa canción: «Mientras recorres la vida, tú nunca sólo (a) estás, contigo por el camino, Santa María va».
Esta frase muy especialmente se las dedico a los que ya no tienen a sus madres junto a ustedes, y recuerden que Mamá María les tiene asidos de su mano, y a la vez, pueden unirse espiritualmente junto a Jesús y elevar como yo una oración de agradecimiento por sus vidas. Y si aún por gracia divina la tienen con ustedes, la mejor salida amén de si quieren sacarlas a almorzar o cenar o prepararles unos ricos alimentos en su compañía, es ir juntos en familia a la Eucaristía.
A las madres que me leen, unas muy sentidas felicitaciones por haber dicho sí a nuestro creador, y colaborar con El, en la extensión de su Reino, y sobretodo por ser madres en la fe de sus hijos.
Ahora, nos enfocamos en María.
Cobijémonos bajo su manto, y refugiémosnos en su Sagrado Corazón. Hagámosle caso de su gran consejo con respecto a Jesús: «Hagan lo que El les diga».
Meditemos con Ella a través de su regalo: el Santo Rosario con sus misterios gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos de nuestro Salvador y Redentor.
Aprovechemos este día especial y felicitamos a nuestra Madre y Reina María , patrona y protectora del pueblo dominicano y pídamos al Espíritu Santo poder imitar sus excelsas virtudes para glorificar a nuestro Dios.
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