
Es natural que si hemos forjado alguna relación de amistad con alguien le invitemos a nuestra casa o vayamos a la suya.
Es una dinámica de las relaciones. Poco a poco van dando pasos hacia una relación más íntima y confianza.
Allí se dejan las apariencias y se tocan temas profundos y serios u otros triviales para entretener (a veces no se distingue entre uno y otro).
Jesús también iba hacia las casas de sus cercanos.
«Después de salir de la sinagoga fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés» (Mc 1,29). «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa (Lc 19,5).
Ese paso de lo público a lo privado, de la sinagoga a la casa, es muy significativo.
Cada vez que Jesús va hacia la casa continua enseñando, sanando, liberando.
El discípulo necesita intimidad con el maestro.
Dios que te ama tanto, quiere intimidad contigo.
Si consideras tener una amistad con Jesús debes llevarlo a tu casa.
No basta con lo público. Se necesita ir a lo profundo.
No importa el desorden. El acomoda lo que hay que acomodar, pero primero hay que darle el paso a la intimidad de nuestra casa.
Oremos los unos por los otros.
Bonito día.
CUARESMA: REEDIFICAR NUESTRA VIDA
CUARESMA: EL TRIPLE PROGRAMA DEL EVANGELIO


Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico? Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.