“VENCIÓ LA MUERTE”

Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Esta noche es una gran noche, es la noche santa de gloria, es noche de vigilia, nuestra vida toma sentido con la resurrección de Cristo, nuestra noche oscura de la fe se ilumina con la luz que irradia la presencia de Cristo resucitado, las preguntas encuentran respuestas, la incertidumbre y la duda encuentran razones y argumentos irrefutables, nuestra sed de Dios es saciada y el hambre de eternidad encuentra su razón de ser en Dios que vence la muerte y sale del sepulcro.  

En el Evangelio encontramos que: “El primer día de la semana, de madruga, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado.” Las mujeres como siempre no dejan escapar detalles muy de mañana con los perfumes en sus manos y con el corazón roto en pedazos, experimentan una desolación total.

 “Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.” Dos sorpresas, primero de forma misteriosa y sin respuesta la piedra del sepulcro corrida y segundo el sepulcro vacío, el cuerpo de Jesús no estaba.

 “Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Todo esto provoca preocupación y cierta duda interior en el alma de estas mujeres. La presencia de los dos varones empieza a engendrar alguna luz y cierta esperanza en estas mujeres. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron:

“Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado.” Mirar al suelo también denota incertidumbre en ellas, se sienten perdidas y desorientadas.  

Acordaos de lo que os dije estando todavía en Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucita.” Fue necesario apelar al recuerdo y empieza la explicación que va dando sentido al relato, el Hijo del hombre entregado, crucificado y más luego resucitado, toda una pedagogía en torno al kerigma, el anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.  

“Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los once y a los demás.” Estas mujeres no se quedan estáticas, el gran acontecimiento y la experiencia de lo que han visto y vivido en ese momento hace que salgan corriendo y dejando el sepulcro mas no al resucitado anuncian con alegría y gran entusiasmo todo un programa de salvación.

“María Magdalena, Juana y María, la de Santiago y sus compañeras contaban esto a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no lo creyeron.” Se convierten estás mujeres en testigos y proclamadoras fieles del Cristo Resucitado.

“Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. asomándose, vio sólo las vendas por el suelo.” Y se volvió admirándose de lo sucedido. No solo las mujeres se levantaron y se llenaron de gozo, también Pedro se levantó y se admiró ante lo que vieron y palparon sus ojos. Te toca a ti y me toca a ti y me toca a mi seguir admirados y anunciando a todos a un Cristo vivo y glorificado.

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